La duración del colchón

Diversos estudios advierten que en España existe poca concienciación en la calidad del descanso. Prueba de ello es que, aunque los expertos recomiendan que la vida del colchón no supere los 10 años, no se cambia hasta que es estrictamente necesario. Ello conlleva problemas en el descanso que puede llegar a convertirse en enfermedades crónicas. Cambiar un colchón a tiempo evitaría consecuencias desagradables ¿Su colchón ha caducado?

Fíjese en su cama. Seguro que en el mercado hay modelos mucho más modernos y actuales. Cuando se la compró estaba seguro de que adquiría el último grito pero ahora, pasados los años, descubre que la moda cambia y los muebles de su habitación han quedado atrás.

Esta es una reflexión habitual en cualquier hogar de este país. Sin embargo, a los españoles todavía nos cuesta percibir otro dato mucho más importante que la decoración, pues está íntimamente ligado con nuestro descanso. Porque ¿cuántas veces nos hemos preocupado por la salud de nuestro colchón? ¿cuántas veces hemos pensado en si estamos durmiendo sobre una base correcta?

La renovación del equipo de descanso suele ser un tema secundario, al que sólo se hace frente cuando es totalmente necesario: el cambio de casa, la adquisición de una segunda residencia o cuando vemos que el colchón sobre el que dormimos cada noche está totalmente deformado.

En ocasiones, el colchón fue un regalo al comprar la habitación por lo que, por muy bonita que sea la estancia, un colchón regalado nunca será de calidad. Sin embargo, percibimos el colchón como el complemento de la cama sin darnos cuenta que lo más importante para nuestro descanso está en la calidad del equipo. Un colchón también envejece, no está fabricado con el elixir de la eterna juventud y, al igual que nos ocurre a nosotros, con el paso del tiempo va perdiendo sus facultades, en este caso sus propiedades.

Consumir preferentemente antes de...

Un colchón se debe cambiar como máximo cada 10 años. Éste no es un dato nuevo. Ya hace tiempo que en distintos medios de comunicación, ASOCAMA está realizando una campaña bajo el lema “Si tu colchón tiene más de 10 años, no tienes colchón”. Esta medida se adoptó al comprobar en un estudio del EBIA (European Bedding Industries Association) que España es el país europeo donde los hogares más alargan el uso de los equipos de descanso, concretamente con una media de 12.6 años.

El atraso español es considerable, teniendo en cuenta que hay países como Austria u Holanda que renuevan estos elementos cada 8.2 y 9.6 años. Este estudio reveló, además, otros datos preocupantes: el 20% de los españoles cree que un colchón puede durar más de 20 años y un 68% de los entrevistados admitió cambiar el equipo sólo cuando el desgaste, la rotura o la alteración de la forma eran evidentes.

Esto nos puede dar una idea del escaso valor que en España se da al descanso. Esa pasividad genera noches de insomnio, dolores y, a la larga, incluso problemas lumbares, cervicales o dorsales. Llegado a este punto, se enciende la bombilla y se aprecian los beneficios de un buen descanso. Sin embargo, en muchos casos, una buena prevención hubiese evitado llegar hasta el extremo.

El tiempo no pasa en balde

En un colchón nunca nos debemos guiar por su apariencia externa. Aunque pensemos que un cambio de funda lo puede rejuvenecer, un colchón con más de 10 años está listo para jubilarse, no se le puede pedir que trabaje más, pues su vida laboral ya ha dado los rendimientos óptimos.
Alargando su estancia en nuestra cama sólo conseguiremos que realice mal su función, es decir, que no aporte el confort necesario para un buen descanso.

Los materiales de los que se compone cualquier pieza del equipo de descanso se deterioran con el paso del tiempo llegando incluso a un momento en el que pierden su efectividad. Lo mismo ocurre con las propiedades de estos materiales y de los tejidos externos. Esta progresión irá acompañada de una disminución en el confort y la calidad del descanso.

Además, junto a las alteraciones en la calidad del colchón, también el cuerpo humano va cambiando a lo largo de los años. Transcurrida más de una década seguramente usted necesite un tipo de colchón distinto al que compró en su momento. A ello contribuyen los avances registrados en las tecnologías en descanso. Día a día aparecen nuevos materiales, sistemas o tratamientos que mejoran las prestaciones de los ya existentes.

Cuando compró su equipo de descanso recibió un producto con unas cualidades higiénicas perfectas. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, estas cualidades se van perdiendo debido al uso continuado. De esta manera, aunque se pueda observar una tapicería limpia o le haya colocado una funda protectora, piense en las veces que ha sudado sobre este colchón o las enfermedades en las que le ha acompañado durante estos años.

Por mucha limpieza que haya realizado, es imposible que un colchón de más de 10 años mantenga intactas sus cualidades higiénicas ni esté libre de ácaros y otras bacterias.

Generalmente un colchón de 2 años de antigüedad acumula 100 gramos de ácaros muertos. Imagínese cuando este colchón tenga más de 10 años. Para poder ver la suciedad acumulada en su colchón, coja una aspiradora y póngale una gasa en la boquilla. Se sorprenderá con el resultado.

Por todas estas razones, no confíe en aquellas marcas que prometen garantías de más de 10 años, pues puede que sea una promesa irreal. Para asegurarse, léase la letra pequeña de estas garantías.

Las consecuencias de alargar la despedida

Como ya hemos explicado, el verdadero problema del descanso en España reside en la falta de concienciación de los usuarios. Esto provoca que cuando llegue el momento del cambio del sistema de descanso, el cuerpo esté mal acostumbrado y viciado. La consecuencia es doble:

Por una parte, un colchón en malas condiciones es la antítesis de un sistema de descanso. Esto unido a las facilidades del cuerpo humano por buscar posturas que le sean cómodas generará vicios que afectarán no sólo al descanso sino también a la salud: dolor de espalda o de articulaciones, cansancio crónico, insomnio...

Pero además, el momento del cambio va a ser duro. Un cuerpo acostumbrado a dormir sobre una superficie deformada lo primero que hará será rechazar una base uniforme como la que le proporcionará el nuevo colchón. Esto se traducirá en unas primeras noches en las que dormir se convertirá en una odisea. Sin embargo, se trata de una época de adaptación necesaria provocada no por una mala adquisición, sino por un retraso injustificable en realizar el cambio de colchón.  

Jubilación anticipada

Debe diferenciar entre la vida del colchón y el periodo en que el sistema de descanso le es de utilidad a usted como usuario. Es decir, puede que un colchón con menos de diez años no le ofrezca una calidad de descanso óptima. El primer índice de esta situación lo encontrará todas las mañanas al levantarse. Si día tras día, tiene la sensación de que la noche anterior no ha descansado lo suficiente es porque su colchón le está fallando.

De la misma manera, si a la hora de acostarse percibe una suavidad extrema o la sensación de que su cuerpo se queda acoplado en el centro de la cama es porque el colchón ha perdido firmeza. Piense que, en la relación que se establece entre un usuario y un colchón, le corresponde a este último adaptarse a las necesidades del cuerpo humano, y no al revés.

Independientemente de la edad del colchón, un sistema que produzca estas sensaciones, no le está ofreciendo calidad de descanso. En este caso, es el momento de darle una jubilación anticipada.

Medidas para alargar la vida útil del colchón

Muchas veces, el deterioro de un colchón está ligado a su calidad de uso. Tener en cuenta una serie de indicaciones le puede servir para alargar la vida útil de su sistema de descanso.

Lógicamente un colchón que se utilice de manera esporádica nunca se deteriorará de la misma manera que un sistema de descanso del que se disponga a diario.

Asimismo, un colchón nuevo colocado sobre un somier viejo se estropea antes. Además, el rendimiento del colchón tampoco será del 100%, pues le está fallando el soporte. Por ello, lo más recomendable es renovar el equipo de descanso al completo.

Por otra parte, hacer un uso adecuado será fundamental para mantener sus propiedades en condiciones. Para ello consulte las normas de fabricación y las recomendaciones de utilización que aparecen en la garantía.

Siga las instrucciones de mantenimiento, entre las que destaca voltear cada tres meses el colchón para no generar deformaciones en ninguno de sus lados. En el caso de los modelos con una única cara útil para dormir, el giro se realizará siempre de la cabeza a los pies y no de arriba abajo.

Pese a todas estas medidas, el tiempo transcurrirá y el cambio del colchón será inevitable. Nada dura para siempre pero, teniendo en cuenta que, durmiendo en un mal colchón, cada noche se pone en juego la calidad del descanso y la salud, hacer un cambio de equipo a tiempo nos puede evitar problemas mayores.

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