La suavidad de un bebé

Cuando nace un bebé, le compramos ropita, el carro para pasear, una silla para el momento de la comida, un parque para sus juegos y los muebles de su habitación. Sin embargo, a la hora de elegir el colchón no le damos importancia y los bebés heredan viejos colchones de cuna de hermanos, primos o futuros amigos.

Sin embargo, el colchón es la superficie en la que más horas pasará el pequeño. Por eso, es importante el estado del mismo. Un colchón de cuna con muchos años es todo lo contrario a un correcto descanso, pues sus condiciones higiénicas serán nulas porque, aunque se haya guardado con todo el cuidado del mundo, el polvo y los ácaros de forma invisible habrán hecho mella en él. Además, los restos de saliva, orina o leche pueden albergar bacterias potencialmente peligrosas para el bebé.

A la hora de comprar un colchón de cuna es importante elegir bien el material. En este sentido, lo más recomendable es el látex, pues proporciona un descanso suave y mullido, perfecto para acoger el frágil cuerpo del recién nacido. Los colchones de látex son de baja altura. Esto unido al poco peso del bebé, evitarán que el pequeño se hunda demasiado en él mismo. Por el contrario, durante esta etapa, un colchón de muelles resultaría demasiado firme para el pequeño. Los colchones viscoelásticos también son recomendables. Sin embargo, dado que este material responde por presión-calor, el escaso peso del bebé impedirá que le ofrezca un óptimo resultado.

Whatsapp