Fases del sueño

El sueño es muy importante pues de él depende que al día siguiente nos levantemos con energía y que podamos rendir en el trabajo o en los estudios de una manera correcta.

Dependemos tanto de él que su carencia nos puede ocasionar problemas de salud muy graves, y a veces los médicos no tienen más remedio que mandarnos medicación para poder dormir y pasar por todas las fases del sueño.

Existen dos grandes fases

Las fases del sueño son dos, las cuales se pueden dividir en otras más pequeñas que podemos llamar etapas. A la primera se le conoce como fase No REM o también como la de sueño lento, mientras que la segunda se llama fase REM o del sueño rápido.

Sueño lento

Esta es la primera fase es en la que pasamos de estar despiertos a dormirnos. Se puede decir que es una transición que se suele dar por la noche o a cualquier hora del día cuando estamos muy cansados, como esos días en los que hemos madrugado mucho y caemos rendidos después de comer.

Etapa de adormecimiento

Representa un 5% del sueño total y no suele durar más de 10 minutos en los cuales solemos percibir los estímulos como los ruidos, aunque poco a poco los músculos se van relajando y movemos los ojos de manera involuntaria y lenta (este movimiento de ojos es el que da el nombre a esta fase)

Sueño ligero

Vamos cayendo en los brazos de Morfeo y por eso tanto el ritmo respiratorio como el del corazón van disminuyendo. A la vez, nuestro cuerpo comienza a trabajar para que no nos despertemos a pesar de que haya algún estímulo exterior.

El sueño ligero representa la mitad del tiempo que pasamos dormidos y en él, nuestro sistema nervioso se encarga de bloquear la información que recibimos a través de los sentidos, por lo que es complicado salir del sueño ligero a no ser que haya un ruido muy fuerte y continuado.

Transición hacia el sueño profundo

Nuestro cuerpo sigue adentrándose en las etapas del sueño, que se vuelve más profundo. Para ayudar a que nuestro cuerpo descanse, el bloqueo sensorial del que hablábamos en el paso anterior es más fuerte.

Sabemos que estamos en esta etapa porque si nos despertamos por cualquier causa tardamos un tiempo en reaccionar, en saber qué ocurre.

Sueño delta

Uno de los momentos más importantes para un sueño de calidad se da dentro de este periodo que puede durar alrededor de 20 minutos y en el que es muy complicado que nos despertemos.

Dormimos profundamente aunque lo cierto es que seguimos sin soñar y los que estudian el sueño dicen que es vital que lleguemos esta etapa de la fase lenta si queremos tener una buena recuperación física y mental.

Sueño rápido o REM

En esta fase es cuando se producen los sueños, ya que nuestro cerebro está activo a pesar de que ha bloqueado las neuronas que se ocupan del movimiento.

La mente funciona, pero el cuerpo no y esa es quizá una de las mejores definiciones que podemos hacer de esta fase, la cual toma su nombre del movimiento de los ojos que es muy rápido mientras que en el sueño lento se mueven de forma más pausada.

El sueño rápido no es homogéneo y también pasa por varias etapas con duraciones distintas.

Nuestro sueño es cíclico

Cuando nos vamos a dormir pasamos por las dos etapas, sin embargo, no quiere decir que al irnos a la cama empecemos en una y terminemos con otra, sino que ambas se van repitiendo de manera cíclica.

Eso significa que entramos y salimos de cada fase y etapa varias veces a lo largo de la noche y hasta que nos despertamos al día siguiente.

La importancia de un buen colchón para descansar

Los trastornos del sueño son algo muy común. Basta con ver los anuncios de la tele en los que vemos todo tipo de ayudas para dormir, como las pastillas con melatonina o alguna mezcla de hierbas que nos suma en un estado de relajación que nos permita conciliar el sueño.

Fases del sueño

A veces, las personas comienzan a tomar estos medicamentos cuando en realidad lo que les impide descansar con corrección es el colchón, que o no es el adecuado o está en mal estado.

Hay que renovar el colchón cada ocho años

Un buen colchónpuede ser una inversión importante y por eso, en muchas ocasiones retrasamos su renovación. Sin embargo, es muy relevante renovarlo cada ocho años o incluso antes si notamos que tiene síntomas de fatiga.

Como todos los materiales, en especial cuando tienen tanto uso como los colchones, los años le van pasando factura y se van fatigando, perdiendo sus propiedades.

Esto significa que dormimos peor y que incluso podemos levantarnos con la espalda dolorida en alguna de sus zonas, además de que notamos que no hemos descansado lo suficiente.

¿Cuándo renovamos el colchón?

El colchón nos suele dar signos en los que se indica que ya es hora de que lo vayamos cambiando por uno de buena calidad.

Por ejemplo, si es de muelles uno de los síntomas clásicos que nos dicen que ha llegado al final de su vida útil es que se nos clavan en la espalda o notamos bultos cuando cambiamos las sábanas.

Que no esté recto también nos hace saber que hay que mirar un colchón nuevo cuanto antes al igual que nos hundamos al acostarnos cuando anteriormente estaba firme.

Siempre hay que estar atento a estos signos de desgaste, en especial si notamos que no dormimos bien de repente y sin motivo aparente. El deterioro será mayor cuando más pesemos y cuanto menor sea la calidad del colchón.

De este modo, aunque la media de duración está en 8 años, puede deteriorarse antes dependiendo de la calidad del mismo, perjudicando mucho a la manera en la que dormimos y evitando que pasemos por las fases del sueño como debemos hacerlo, sin que la cama sobre la que descansamos interfiera en ello.

 

 

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