El colchón viscoelástico

Hasta la década de los noventa, la elección del colchón se debatía entre la firmeza de los muelles y la suavidad del látex. Sin embargo, hacía tiempo que se conocía otro material, el viscoelástico, fruto de las investigaciones de la NASA para aliviar la presión del cuerpo. En 1991 se incorporó este material a los sistemas de descanso, lo que dio lugar al colchón viscoelástico. Entre sus propiedades más importantes destaca la adaptabilidad y la envolvencia que aporta al cuerpo durante el sueño, generando una especie de estado de ingravidez.

Además, a la particularidad del material, algunos fabricantes han añadido al colchón otros tratamientos adicionales que incrementan sus cualidades. Este es el caso de los sistemas antiácaros, antibacterias y antihumedad, pues no debemos olvidar que el colchón es un elemento de uso diario que acumula polvo y suciedad. Estos tratamientos potencian las cualidades higiénicas del colchón y marcan la diferencia entre los distintos fabricantes. Hoy en día, el colchón viscoelástico está en pleno auge y su consumo se acelera de manera proporcional al descubrimiento de sus cualidades.

Los primeros colchones viscoelásticos estaban realizados en material viscoelástico espumado de baja densidad. Tras diversos estudios y análisis del comportamiento del material, llegó una nueva generación de colchones, realizados en viscoelástico moldeado de alta densidad. Estas características proporcionan una mayor adaptabilidad y sensación viscoelástica en el durmiente, lo que los convierte en colchones de gran calidad.

Pese a todo esto, había un inconveniente a superar en este tipo de colchones: su carácter sintético. La llegada del viscoelástico natural supone un paso más en diseño del descanso. Esta nueva generación de colchones, además de poseer toda la comodidad propia del materlal viscoelástico, destaca su carácter natural, que se traduce en colchones mucho más higiénicos, ecológicos y saludables para el durmiente.   

 
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