Dormir en el sofá, ¿Por qué dormimos tán fácilmente en él?

Es un hábito muy arraigado y uno de los pequeños placeres que aún podemos permitirnos. Terminas de cenar, te sientas en el sofá o te tumbas para ver la televisión. Y por muy interesante que sea, antes de que te des cuenta, estás frito. Y cuando te despiertas, quieres seguir durmiendo en la cama, pero no hay manera de volverte a dormir.
 
Dormir en el sofá
 
Para saber por qué los sofás tienen este poder de sueño y sin embargo el colchón parece que no sea cómodo en absoluto, hemos investigado un poco y hemos descubierto que esto puede deberse a problemas de insomnio que tienen las personas que se despiertan entre las 3 y las 4 de la mañana.
 
Hay falsas creencias sobre el sueño que pensamos que son buenas, y en consecuencia tenemos algunos comportamientos que no son apropiados, pero los practicamos porque pensamos que son buenos. Un ejemplo de estos comportamientos que creemos que son buenos es el de quedarse dormido en el sofá por la noche, y a continuación explicamos el por qué.

¿Por qué está mal dormir fuera de la cama?

En ciertos comportamientos, el cerebro funciona mediante rutinas. Por ejemplo, si estás acostumbrado a comer y cenar temprano por la mañana, sentirás hambre a esas horas. Lo mismo ocurre con el sueño. 
 
Si siempre te duermes en el sofá, tu cerebro entenderá que es un lugar cómodo para dormir. Pero si te vas a la cama, donde sueles consultar el móvil, ponerte a pensar o ver la televisión, tu cerebro interpretará la cama como un lugar activo.
 
Este círculo vicioso empeora con el tiempo, así que es primordial romperlo. La cama sólo puede usarse para dos cosas: dormir y tener sexo. No debe utilizarse para nada más, como ver la televisión, pensar en los planes del día siguiente o consultar el teléfono móvil.

Métodos de resolución de problemas

La sugerencia de los expertos en estos casos es que, después de cenar, hagas algo relajante, lo que sea, pero que no esté relacionado con la pantalla del móvil, y esperes a tener sueño, pero intenta no quedarte dormido.
 
Si sientes que quieres dormir, vete a la cama e intenta dormir. Pero intenta hacerlo durante unos minutos, 10 o 15 como máximo. Si consigues dormir, es perfecto. Si no, tienes que salir y volver a hacer una actividad relajante, en un lugar donde puedas relajarte -incluso en el sofá- y no quedarte dormido. Luego, en cuanto sientas la necesidad de dormir de nuevo, vuelve a la cama.
 
Repite este proceso varias veces para reeducar a tu cerebro y acostumbrarlo a reconocer que el lugar para relajarse y dormir es la cama, no el sofá. Tienes que ser paciente, ya que puede que no lo consigas en dos o tres días, pero al final podrás dormir en la cama y estar bien descansado.
 
 

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